Es importante brindarle la atención debida a cada etapa de un proyecto. Pero, si ya no te alcanzan las horas del día para hacerlo, una manito no te vendría nada mal, ¿cierto?
Muchas veces nos llenamos de pendientes porque no sabemos exactamente cómo optimizar nuestro tiempo para poder llegar con todo. Y así lo intentemos, los pedidos se van acumulando y acumulando, haciendo que la mayoría del tiempo nos digamos a nosotros mismos:
Siento que en cualquier momento se me van a romper los platos.
¿Qué puedo hacer?
Una frase muy típica, ¿no? Seguramente la dices una vez a la semana. Te abrumas y no puedes avanzar ni con uno ni con otro. Tener una mente clara para poder responder con éxito a nuestras responsabilidades es algo que vamos aprendiendo con el tiempo, sin embargo a veces, y solo a veces, necesitamos de esa mano extra que nos dé un respiro para poder continuar con la vida.
¿Qué es un project manager?
Por definición, un project manager es la persona que te ayuda a organizar y dirigir el proyecto hasta que éste vea la luz.
Es una especie de intermediario que capta lo que tu cliente necesita y se lo traduce a un equipo multidisciplinario asignado cuya función será la de hacer realidad el proyecto entero.
Este project manager debe tener la capacidad de realizar cronogramas, asignar responsables de cada parte del proyecto y, sobre todo, de optimizar los recursos utilizados para cada fase.
Además, debe tener la capacidad de discernir qué está funcionando y qué no, implementando así un plan que contenga soluciones inmediatas para llegar a los tiempos acordados con tus clientes.
Principales funciones de un Project Manager
Como leíste en el párrafo anterior, un Project Manager debe estar involucrado en cada parte del proyecto. Por eso aquí te comparto algunas de las funciones básicas que un project debe de tener para que un proyecto pueda salir a la luz con éxito.
- Tener claros los entregables.
- Estimar un plazo de tiempo justo para ambas partes (cliente y equipo)
- Desarrollar un plan y procesos para el proyecto.
- Gestión de riesgos, problemas y cambios que puedan haber durante el proyecto.
- Monitorizar el progreso.
- Gestión de proveedores.
- Y lo más importante: ¡motivar al equipo!